Un regalo inesperado

11/11/2013 a las 11:38

Marcel ProustComo adelanté en Twitter hace unos días, la semana pasada llegó a las oficinas de Web Translations España un paquete a mi nombre. No había ninguna nota, simplemente un regalo: el libro El almuerzo en la hierba, de Marcel Proust. Lo más importante de este regalo no era el libro en sí, ni siquiera el autor que, debo reconocerlo, no se encuentra entre mis favoritos, sino que era un regalo de una de las dos personas que había traducido este libro a español: Amaya García

He de reconocer que me hizo una ilusión enorme.

¿Y quién es Amaya? Amaya es una antigua compañera que trabajó conmigo en Lionbridge. Durante el tiempo que estuvimos en la misma empresa, siempre trabajamos en departamentos distintos (ella, lógicamente y debido a su perfil de traductora, siempre estuvo dentro del departamento de lingüistas, que fue de los pocos a los que yo no pertenecí, ni como miembro del departamento ni en tareas de dirección del mismo). Nuestro trato fue el habitual de compañeros de trabajo en una empresa que, en sus mejores momentos, llegó a tener más de 200 empleados.

El caso es que después de un tiempo sin saber de ella, Amaya volvió a ponerse en contacto conmigo para decirme que había decidido independizarse y comenzar a trabajar por su cuenta como traductora, revisora y correctora autónoma. Sabéis que una de las bases en las que pretendemos asentar Web Translations es en la formación de equipos de lingüistas, traductores y revisores de los que solamente pueden formar parte los mejores: y Amaya es, sin duda alguna, una de las mejores traductoras que he conocido a lo largo de mi trayectoria profesional, por lo que rápidamente fue “fichada” e incorporada a nuestro equipo de traductores habituales.

Trabajar con ella es un placer: sabes que no va a retrasarse en ninguna de las entregas, te mantiene informado continuamente sobre el avance de los proyectos, especialmente cuando son de larga duración, te hace las consultas justas y pertinentes, no sin antes haberlas intentado resolver por su cuenta… y, lo que es más importante, el nivel de calidad de sus traducciones es extraordinariamente alta.

Así que sabiendo todo esto, podéis imaginaros que tener en mis manos un libro traducido por ella es mucho más que tener un simple libro….

Pero es que además, que una de las traductoras que trabaja con nosotros me haga un regalo, así, sin necesidad de ninguna excusa, significa también muchas cosas para nosotros. Como alguna vez he comentado, creo que nuestras empresas deben tratar a sus colaboradores externos como si de los propios empleados se tratara, con el máximo respeto, y sabiendo que ellos son una de las bases que hacen posible nuestro éxito, por lo que la satisfacción de nuestros colaboradores es, para nosotros, tan importante como la de nuestros clientes.

De nada nos serviría tener una buena cartera de clientes satisfechos si nuestros colaboradores externos no lo estuvieran… es más, veo extraordinariamente difícil que nuestros clientes puedan estar contentos si no lo están nuestros colaboradores.

Por eso, el hecho de recibir un regalo tan personal de un traductor tiene para nosotros un significado aún más especial, y nos hace pensar que vamos por el buen camino.

Así que, para terminar, y como siempre he pensado aquello de que es de bien nacidos ser agradecidos, no encuentro otra forma mejor de hacerlo que con un fuerte y sincero…

¡Muchas gracias, Amaya!