Cuánto cuesta una traducción según Emprendedores.es

02/12/2015 a las 05:04

Ha llegado hoy a mis manos un artículo publicado en el portal Emprendedores, fechado en el mes de octubre y en el que se habla sobre el coste que puede tener la traducción de un documento. Lo podéis leer aquí.

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Me ha llegado a través de Facebook: uno de mis contactos lo ha compartido porque tiene ciertas necesidades de traducción y ha buscado información en internet sobre sus costes. Como me parece que el artículo en cuestión contiene ciertas inexactitudes y errores que pueden llevar a confusión, especialmente a aquellos que se acercan a este mundo a veces tan desconocido de la traducción profesional, me ha parecido oportuno publicar una crítica a dicho artículo. Me limitaré a comentar el contenido del artículo, y no los numerosos errores gramaticales que posee. A continuación expongo los errores más importantes que he encontrado (las palabras entrecomillas y en en cursiva han sido tomadas literalmente del artículo de Emprendedores):

 

1.- “Las tarifas generalmente se establecen por palabra traducida”. Efectivamente, prácticamente todos los profesionales del sector utilizamos la palabra como la base del coste de la traducción, pero no la palabra traducida, sino la palabra origen. Salvo en casos muy extraños, siempre se cuentan las palabras originales, y esto tiene una explicación clarísima: si facturáramos por la palabra ya traducida, no podríamos tener un presupuesto fiable hasta que el trabajo ya ha sido terminado. Además, estaríamos a expensas de la capacidad de “enrollarse” del traductor, de manera que los lingüistas escuetos nos saldrían mucho más baratos que aquellos con tendencias “barrocas” a la hora de escribir.

 

2.- “Respecto a las combinaciones, las más caras son español- chino y español-árabe; las más económicas, español-inglés y español-francés”. Supongo que el autor del artículo, que indudablemente desconoce el sector, no ha caído en la cuenta de que al traducir no solamente existe una combinación de idiomas, sino que también existe una lengua origen y otra destino, de manera que no es lo mismo traducir de chino a español que de español a chino. Pasemos esto por alto, y lleguemos a la conclusión de que habla siempre de español como texto origen, es decir, que afirma que traducir de español a árabe y a chino es lo más caro, mientras que traducir de español a francés y a inglés es lo más barato. Esto no es cierto. Sin entrar en que no especifica de qué variaciones de idioma está hablando (no cuesta lo mismo traducir a chino tradicional que a chino simplificado), en general la traducción a ciertos idiomas nórdicos o a japonés suele ser bastante más cara que a chino y que a árabe. Por otro lado, es completamente inexacto que la traducción de español a francés sea, junto a inglés, la más barata. De hecho, como regla general, podemos decir que traducir a italiano, a alemán y a portugués es más barato que a francés. Y esto, hablando siempre de español como lengua origen, no como lengua destino. Por supuesto, estoy dando por hecho que se trata de traducciones realizadas por traductores profesionales y que son nativos del idioma destino, dos aspectos indispensables para que nuestra traducción tenga una mínima calidad. Si nos saltamos estos dos principios, entonces podemos encontranos cualquier cosa en cuanto a los precios (y a la calidad) se refiere.

 

3.- “Otras variables que determinan el precio final son la urgencia y el grado de especialización del texto.” Esta frase es, de nuevo, inexacta. Es cierto que la urgencia y la especialización son variables que determinan el precio final, pero hay otras variables que tienen una influencia mayor en el precio final que las dos citadas. Me refiero, por ejemplo, al formato de los documentos originales (si hay que dedicar mucho tiempo a extraer textos o incluso si hay que traducir “desde el atril”), al formato del propio texto (el software suele ser más claro que la documentación), la obligación de utilizar ciertas herramientas, la necesidad de jurar las traducciones, etcétera.

 

4.- “Existe la posibilidad de la traducción on line. Es más económica, pero recuerda que no siempre lo más económico es sinónimo de calidad. Todo depende del tipo de documento. Encontrarás ofertas a 0,02 euros por palabra.” Creo que aquí se lía un poco el autor. Si con traducción online se refiere al traductor de Google, entonces el coste es 0, pero si estamos intentando hablar con un pelín de seriedad sobre traducciones no deberíamos ni referirnos a esa herramienta “diabólica”. Si no se refiere a traducciones automáticas tipo Google, no sé muy bien a qué puede referirse con traducciones online a 0,02 euros la palabra. En cualquier caso, si alguien te ofrece traducir a ese precio, y no eres una ONG o similar, sal huyendo, salvo que no tengas el más mínimo interés no ya en la calidad de la traducción, sino incluso en que alguien sea capaz de entenderla…

 

5.- “Un traductor profesional suele tardar en traducir 2.500 palabras al día siempre que se trata (sic) de documentos que no sean técnicos (manuales de productos, materias especificas).” 2500 es una buena media de palabras traducidas en una jornada laboral, pero no sé a qué se refiere con la puntualización de los documentos técnicos: ¿quiere decir que en traducir ese tipo de textos se tardará menos o se tarda más? En realidad, la tecnicidad de un texto no es una variable que determine el tiempo que se necesitará para realizar una traducción, hay otros aspectos que afectan mucho más.

 

5.- “…sean técnicos (manuales de productos, materias especificas). En este último caso, la empresa traductora o profesional freelance te pedirá un glosario de términos específicos de la actividad de tu negocio.” ¿Por qué solo en este caso? En cualquier caso, si la empresa o el autónomo es mínimamente profesional, lo primero que hará será solicitarte glosarios, guías de estilo, etcétera, salvo que se trate de un texto tan general que no sea necesario.

 

6.- “Son también habituales el uso de herramientas CAT (traducción asistida por ordenador) que le permite al traductor disponer de documentación previamente traducida.” Que alguien defina así una herramienta CAT indica, simplemente, que “ha oído campanas y no sabe dónde”. Explicar aquí en qué consisten las herramientas CAT nos llevaría demasiado tiempo, así que lo dejaré para un próximo artículo, pero en cualquier caso no se corresponde con la definición expresada en el artículo de Emprendedores.

 

7.- “Y recuerda que están exentas del pago de IVA las traducciones escritas de obras científicas, literarias y artísticas que sean susceptibles de generar derecho de autor”. No voy a entrar en este tema que sería más propio de un jurista, pero cuidado con tomarse esta frase al pie de la letra.

8.- Tabla de Tarifas. Parece ser que la tabla incorporada al final del artículo muestra las tarifas de una empresa del sector. En este caso no hay nada que decir, ya que cada uno pone sus tarifas según cree más oportuno, pero creo que habría sido bueno explicar este matiz, ya que tomar esta tabla de tarifas como una especie de estándar del sector es un error importante.

Por último, alguien publica un comentario al final del artículo diciendo que cree que le están intentando timar porque quieren cobrarle 0,15 euros por palabra por una traducción jurada de español a francés. Es la conclusión lógica (y errónea) después de leer este artículo (de hecho acaba de ver que la tarifa de español a francés publicada en el artículo es de 0,075 € y que incluso puede llegar a tener ofertas por 0,02 €.)

 

Como podéis ver, el contenido del artículo deja bastante que desear, y creo que publicar esto en un portal que se autoproclama “portal líder en Economía de Empresa” es muy grave, ya que puede tener funestas repercusiones en aquellas empresas que necesiten traducir con calidad y con unos precios justos.